La vida te da sorpresas

“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay Dios!”


Asi reza una de las frases finales de una canción muy conocida, que no necesariamente es la mejor frase, pero es el “mensaje” que da el autor, y manifestamente lo deja saber.

Muchos ya saben de que hablo, la reconocida canción de Rubén Blades “Pedro Navaja”, donde se narra la historia de un matón, que terminó muerto “quien a hierro mata, a hierro termina”, y a quien la vida le dió una sorpresa en la canción.

Bueno, no puedo estar más de acuerdo con Rubén (y que me perdone el tuteo), la vida esta llena de eventos que nos sorprenden, para bien o para mal, normalmente no llamamos sorpresas a los eventos que nos causan dolor, o que nos desagradan, los llamamos desgracias, malos ratos, mala suerte, infortunios, etc., le inventamos nombres que nos permitan llevarnos bien con nosotros mismos ante esos eventos. Llamamos sopresas a los eventos no esperados que nos agradan, nos hacen sentir bien, nos conmueven. Pero lo cierto es que tanto si nos gustan o no, la vida nos da sorpresas.

A veces nos quejamos, pero hay maneras de darle la vuelta, y verle el lado amable. En una oportunidad, una amiga me cuenta uno de esos “infortunios”, tuvo un percance con su automóvil. Como es de costumbre para los que tienen vehículo y que van a trabajar a diario, deben “calarse” una cola (que ya no es sorpresa en caracas, la sorpresa sería no encontrarla), y en la cola, sin previo aviso, cae un árbol en la vía. El árbol cayó justo detrás de su vehículo, alcanzando a hacerle un poco de daño. Pasó un susto terrible, porque el árbol era de dimensiones consierables, y por poco le pudo haber caído en el techo del carro, y la historia sería distinta. Cuando conversé con ella, aún estaba afectada, y no era para menos, yo también me sorprendí, pero entre el cuento que ella me estaba echando, le pregunto si se había dado cuenta de que el árbol estaba por caer, y me dijo que escuchó algo raro, y se movió hacia adelante por el ruido, pegándose lo mas posible al carro de adelante, sin saber que era. Eso la salvó de que el árbol hiciera mas estragos. Recuerdo que pensé en intentar darle la vuelta a algo así (confieso que de momento no creí aportarle nada productivo), y sin pensar mucho se me ocurrieron dos frases (a veces tengo esos destellos de imaginación), no recuerdo con exactitud que le dije, pero fue mas o menos así: Imagina esto, actuaste adecuadamente ante una situación que escapaba de tu control, y que no sabias exactamente que estaba sucediendo, tus instintos actuaron adecuadamente; y además, ¿cuántas personas pueden decir que un árbol le dió una nalgada en el carro?

La hice reir al menos con esa última frase (mínimo una sonrisa), aligeró un poco la tensión, y cambió el cómo estaba viendo la situación. Cada piedra en el camino es una oportunidad de tropezar para despertarnos, o de saltar (dependiendo del tamaño de la piedra, claro está), pero no necesariamente para cambiar de rumbo, son solo avisos en el camino, señales para alertarnos, a veces evitar que nos desviemos, o bien corijamos el rumbo. La vida nos da sorpresas, es cierto, pero tambien es cierto que no hay mal que por bien no venga.

Usemos la lupa de lados buenos, para intentar sacar provecho de las dificultades que segura e inevitablemente encontraremos en el camino.

La meta no es llegar, la meta es disfrutar haciendo la carrera, dándo lo mejor durante todo el trayecto.

Gracias por leerme.

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