La necesidad de escribir

Sin razón, sin comprensión. Es simple necesidad


Gracias a dios no vivo de escribir, porque a veces pasa mucho tiempo sin poder teclear una sola palabra que lleve algún significado junto con su palabra hermana de al lado. A veces, solo quiero aporrear las teclas, a ver que sale, a veces una línea solo queda allí, solo eso, una línea llena de garabatos sin sentido, sin razón sin que pueda entenderse o extraerse de ella una mínima idea simple.

Gracias a dios no vivo de eso, porque cuando se repite una acción obligatoriamente para ganarse el pan de cada día, termina por volverse costumbre, y se le pierde el gusto, se crea una desazón que solo deja un mal sabor de boca, que solo se hace y vuelve a hacerse por la necesidad de llenar el estómago.

Si, gracias a dios no me pagan por escribir.

Escribir es un gusto, un pasatiempo, una manera de comunicarme conmigo mismo, de dejar salir letra por letra aquello que a veces mi boca es incapaz de articular, pero que en mi mente se repite y repite, se forma, se contornea, se acumula y revolotea hasta el punto de que sea imposible contenerlo, y entonces comienza a salir, a veces como una enorme erupción, furiosa y rápida, tan rápida que mis dedos no alcanzan a llevarle el ritmo, y se pierden para siempre entre tecla y tecla. Otras veces, como hoy, es como un riachuelo, sigiloso, pero persistente, que no se detiene, pero que espera entre una piedra y otra, regresando de a poco para dar tiempo a mis lentos dedos y no perder una sola letra.

Pero ese riachuelo tiene sus afluyentes, y lenta pero inexorablemente se hace cada vez mayor, se impacienta, se acrecenta y aquellas piedras que lo detenían pronto son arrastradas, revolviendo todas las letras contenidas en ellas, y el sigiloso riachuelo, se convierte de lentamente en un furioso torrente de palabras. Mis dedos no descansan, ellos son solo la punta de la conexión, ellos solo cumplen, torpemente, son alcanzar cada letra, a veces precisa, pero a veces imprecisamente, creando remolinos que deben volverse a ver, repetir y rehacer. Mi mente impaciente y de furioso torrente se cansa de esperar, se obstina y de pronto... silencio.

Mi mente dicta, mis dedos obedecen, yo en medio solo veo lo que ella escribe, veo como mis dedos luchan como esclavos de un titiretero, me sorprendo de ver la velocidad en aumento, que incrementa la imprecisión de mis dedos y la frustración de mi mente, que cada vez tiene mas espacios en blanco que no desea.

Mientras las lineas se pierden por encima de mi vista, se siente una satisfacción indescriptible, no es la euforia que producen las endorfinas, ni la sensación de rica deshinibición que el alcohol nos da, tampoco la saciedad de una buena comida, ni el logro del trabajo bien hecho, es una sensación que no puede definirse, es cubrir una necesidad que solo puede entenderse al realizarse, es extraña, pero adictiva.

Como en toda necesidad, llega la saciedad, los torpes dedos se han vuelto mas rápidos, pero solo porque quien dicta se ha hecho mas lento, es una señal inconfundible de saciedad. Es hora de dejarlo todo, hasta la siguiente vez.

No me quiero resignar hasta dejarles otras pocas líneas que tal vez me exijan un poco mas de esfuerzo, pero que fue la razón de iniciar hoy, espero les guste:

Glamorosa puede que nunca haya sido,
Ligera y silenciosa siempre fue su actuar,
Atenta, con los suyos y sus mas cercanas personas,
Dedicada a todo lo que se proponía hacer,
Y siempre, simpre, siempre, pero siempre
Sonriente, feliz y con una canción en sus labios

Inquieta de niña la recuerdan sus mayores,
Solitaria en sus andares y travesuras,
Amigable y siempre dispuesta los juegos
Bella, indomable, pero tierna y cálida.
Ella desde siempre fue única en tipo
Llena de amor para todos.

Si la conoces, no podrás olvidarla
Amarla es la tarea mas simple
Y con ella en tu corazón saldrás
Ante la vida, para siempre

Dulzura y ternura la definen
Eternamente en la mente de todos

Llorarías si ella te faltara?
Es seguro que las lágrimas te asaltarán
Otra como ella no habrá jamas
Ni en este mundo, ni en el otro

Gracias por leerme.

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