El tanque de Noel
Un pequeño poco común con un juguete poco común
Rondaba los 5 años, tal vez 6, cuando le regalaron a Noel su pequeño tanque verde oliva.
Su nombre era Noel, el más pequeño 3 hermanos, un niño común con algunas actitudes poco comunes. Su madre y su padre, dos personas como la mayoría, llenos de amor entre ellos, y para con sus hijos, construyeron el mejor hogar que su condición les permitía, con valores y principios, que supieron transmitir a sus hijos con ejemplo y acciones.
Noel, el más pequeño de sus hijos, no escapaba a esa educación. Rígida, pero llena de amor.
Era un chiquillo que no daba quehaceres, ni calenturas de cabeza a sus padres, tímido e introvertido, construyó a su corta edad un mundo para él solo, un mundo donde vivía cada día, y disfrutaba de esa vida en su mundo, que solo él comprendía y por su puesto, que solo él podía ver.
Pasaba sus días en ese mundo cálido y acogedor, pero podía darse cuenta de que existía otro mundo mas allá del suyo propio, donde vivían sus padres, hermanos y demás miembros de su familia. Siempre que alguno de ellos estaba cerca de Noel, el abandonaba su mundo, para ir al de ellos, y compartir, no lo hacía por maldad o egoísmo, Noel no dejaba entrar a nadie mas a su mundo simplemente porque nadie podía verlo, solo él lo conocía, entendía y vivía. Nadie mas.
En ese mundo, en donde lo que otros llamaban hormigas, bachacos, saltamontes, taras, libélulas, coquitos, mariquitas, mariposas y otros nombres, Noel veía habitantes, con quienes compartía sus quehaceres diarios, entrenaba a los saltamontes en salto largo y salto de altura, ayudaba a las hormigas a llevar su pesada carga, enseñaba a volar a las libélulas y mariposas, contaba cuento a los grillos para que en la noche ellos le cantaran al resto del mundo, a los gusanos les señalaba las hojas mas apetitosas, ponía los zapatos a los cienpies, y se encargaba de que los externos no notaran la existencia de ellos, y así evitar que los acabaran.
Así Noel era feliz.
Sus juegos a solas no tenían fin. Sus padres, amorosos pero siempre ocupados, se encargaban de darle lo necesario par su edad, la atención que recibía de ellos era suficiente, pero nunca notaron que su hijo vivía en ese otro mundo, en donde él y solo él podía entrar.
Un día Noel recibió un regalo. En una pequeña caja de cartón, envuelta prolijamente en un llamativo papel de regalo, con un lazo mas grande que la caja misma, mas pesada de lo que pareciera. Noel, que no estaba acostumbrado a recibir regalos que no fuesen por su cumpleaños o en navidades, por un momento no supo que hacer. Se quedó mirando la pequeña y pesada caja que apenas sobre salia de su propia mano, y miró a su padre por un instante, y justo antes de que le dijeran "ábrela, es para ti" tomó el lazo y de un tirón lo arrancó, el papel de regalo no tardó en hacerle compañía al lazo en el suelo, y allí en su palma, podía ver claramente la caja y las ilustraciones de un hermoso tanque. La caja pronto pasó a formar parte de los restos de lo que fuera un prolijo regalo, y en su palma quedó el objeto mas hermoso que Noel había visto en su vida.
Nuevamente, con cara de asombro y algo temeroso de una respuesta que fuese a decepcionarlo, y con una voz apenas audible pregunto:
-¿Es para mi?
- Si Noel, es todo tuyo
Esas palabras fueron el combustible necesario para una carrera a toda velocidad al patio de la casa. Como en una carrera de obstáculos, Noel corrió a toda velocidad por el zaguán que separaba la estancia de la puerta del patio, evadiendo y saltando todo lo que encontraba en el camino, con su hermoso tanque verde oliva firmemente en su mano. No se detuvo hasta llegar a lo más profundo del patio, debajo de un enorme árbol de mango que refrescaba todo el patio, e incluso la casa.
Noel se detuvo en seco, se sentó bajo el árbol, y lentamente abrió la mano con la que sostenía su hermoso tanque. Poco a poco observó el pequeño y pesado tanque, lo miró con detenimiento y absorto completamente en las formas y colores del tanque. Lo hizo girar entre sus pequeños dedos, observó sus ruedas dentadas, cubiertas con goma a modo de oruga, su pequeña torreta con un cañón en miniatura, los detalles de las ventanas, incluso las inscripciones a modo de jeroglíficos para Noel que no decían mas que "Made in China", los relieves de lo que serían el tubo de escape, los bordes filosos de cada esquina, de cada punto y de cada terminación.
Sus pequeños dedos recorrieron cada centímetro cuadrado del hermoso tanque verde oliva, y durante un rato, que parecieron muchos días de observación, Noel miró con absorta curiosidad el mejor regalo que había recibido en su corta vida.
Satisfecha su curiosidad, Noel se atrevió a colocar el tanque en el arenoso suelo del patio. Lo dejó allí, en el suelo, mientras él se movía a su alrededor, quería ver como se veía desde todos los lados posibles, tomó el pequeño tanque y lo colocó en una rama del frondoso árbol de mango, tan alto como le fue posible, para mirarlo desde ese ángulo, para luego tomarlo y comenzar a jugar con él.
La imaginación de Noel, ya acostumbrada a crear mundos, inventó toda una historia en torno al tanque, hacia ruidos mientras movía el tanque por el suelo, había muchas explosiones, disparos, fuego por todas partes, las hormigas soldado hacían cola para montarse en el tanque mas hermoso y poderoso de todos, las municiones eran inacabables, el tanque brillaba con los rayos del sol. A pesar de tanto disparo y explosiones, no había un solo muerto o herido, ni enemigo en la imaginación de Noel.
Fue necesaria la oscuridad de la noche para hacer que Noel abandonara el nuevo mundo que había creado para él y su hermoso tanque verde oliva, nunca había estado tanto tiempo fuera de casa, en el patio, por primera vez había olvidado la sensación de hambre, absorto completamente.
A penas pisó el reluciente y pulido piso de la casa, escuchó la voz de su madre que le decía:
- Noeeeeeeeel, al baño!!! Un buen baño y manos limpias para comer!!!!
Sin mucho ánimo, Noel obedece, se baña tan rápido como le es posible, y da a su hermoso tanque verde oliva una buena ducha bien merecida por una ardua labor en el campo de batalla.
Luego de la cena, y a pesar de estar exhausto de tantas batallas, Noel sentado en el suelo del salón principal donde toda la familia se reunía para ver aquel artilugio extraño y enorme llamado televisor, que en tamaño, colores y entretenimiento, no le ganaba a su tanque verde oliva. Noel coloca su poderoso tanque en el suelo e intenta moverlo suavemente en el piso brillante y pulido de la sala de estar, y para su sorpresa el tanque se resiste a moverse. ¿Porque no se mueve? se pregunta Noel, toma el tanque en sus manos y no observa nada extraño, todo esta tal como cuando lo sacó de su caja, no había señales de tierra o arena que le impidiera moverse. Hace un nuevo intento, con suavidad, pero nada, no se mueve. Un poco frustrado intenta hacer un poco mas de fuerza para obligarlo a moverse. Nada. Sigue inmóvil.
Noel se sienta, piensa un momento que hacer, pero nada se le ocurre. Toma el tanque contra el piso y en un movimiento brusco lo empuja con fuerza. El tanque cede, y se mueve hacia adelante pesadamente, sus orugas de goma se pegan al piso reluciente, giran moviendo todas las ruedas, pero solo un poco. Noel nota algo extraño, algo no esta bien, y repite su acción, entonces el tanque cede nuevamente, mueve sus orugas y deja escapar un sonido de "plap" antes de detenerse. Noel queda absorto nuevamente ante el descubrimiento, quiere repetir lo que ha sucedido, se acuesta en el suelo, con su cara pegada al piso, el cachete en el suelo, y con la vista puesta en las orugas del tanque, lo toma con firmeza y lo mueve hacia adelante. El tanque cede lentamente se mueve hacia adelante, primero mas fácil, y resistiendose cada vez mas, hasta que en un punto cede su resistencia dejando escapar nuevamente un "plap". Noel lo suelta y se incorpora, esta sombrado de lo que su hermoso tanque verde oliva puede hacer. Se acuesta de nuevo con el cachete en el suelo, esta vez quiere ver todo lo que ocurre, mueve lenta pero firmemente el tanque hacia adelante: "plap, plap, plap, plap, plap". Esta sombrado por el sonido que produce su tanque, pero se pregunta ¿porqué suena?, repite nuevamente el movimiento del tanque "plap, plap, plap, plap... plllaaappp" De pronto lo entendió, Noel abre sus ojos de asombro, ahora lo entiende, ese sonido no es un sonido cualquiera, su tanque, su pequeño tanque verde oliva ¡¡está disparando!!! Puede ver como el cañón del tanque se retrae poco a poco cuando lo mueve hacia adelante, y sale de pronto disparado hacia adelante al tiempo que suena "plap".
Noel no puede creer lo que su tanque hace, tiene movimiento, y no solo eso, tiene sonido!!!! Pero además dispara!!!! Es el tanque mas extraordinario del mundo!!! De seguro nadie mas tiene uno igual!!! Y se lo regalaron a él!!! Que afortunado es Noel.
Se levanta sumamente dichoso, saltando y bailando de felicidad. Sus hermanos y sus padres se ríen de su actitud, no entienden porque, pero les causa mucha gracia verlo saltar y bailar. Entre salto y brinco, va donde su papá, le salta encima, le da un abrazo como nunca antes, largo y cariñoso abrazo. Sin soltar a su papá lo mira con esa ternura que solo un niño feliz puede dar, y acto seguido le da un beso en la mejilla y de otro salto sale corriendo a su cuarto.
Su papá y su mamá se quedaron viéndose el uno al otro, sin entender lo que había sucedido, pero al verlo tan rebozante de felicidad, deciden dejarlo tranquilo, y solo ríen a carcajadas por lo ocurrido. En su mente, el padre agradece por el gesto de amor y ternura que su hijo acaba de demostrarle, y a duras penas logra contener una lágrima.
Noel pasó muchas horas jugando con su tanque esa noche, hasta que el sueño lo dominó. Se fue a su cama sin que nadie tuviese que decirle nada, se acostó, apoyó su cabeza en la almohada, de medio lado, y colocó frente a si su hermoso, poderoso, sonoro, reluciente y fantástico tanque verde oliva. Cerró sus cansados ojos y durmió.
Esa noche, los sueños de Noel fueron placenteros, como pocos.
Continuará....
Gracias por leerme.
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