Emigrar o no Emigrar, he alli la cuestión... Segunda Parte
En mi opinión, las cosas fáciles no siempre son buenas, y las cosas buenas no siempre son fáciles.
Quisiera decir que fue sencillo, pero mentiría.
Quisiera decir que nunca tuve dudas, pero exageraría.
Quisiera decir que es todo estaba previsto, pero no soy adivino.
Pero puedo decir que, es mas de lo que esperaba, que vale la pena, y que hoy difícilmente me arrepentiré de la decisión y de las acciones que tomé junto a mi esposa para este cambio de vida, para salir de Venezuela, país al que profundamente amamos, para buscar una calidad de vida que habíamos perdido, poco a poco.
Cada día de estas últimas dos semanas, hemos comparado lo que ahora tenemos con lo que teníamos, con lo que soñábamos y con lo que hubiésemos querido tener en Venezuela, pero lo cierto es que, con mucho pesar, luego de conversar largamente y de comparar muchas cosas, llegamos siempre a la misma conclusión: fue la mejor decisión.
Hay días muy difíciles, salimos a buscar aquello que habitualmente podíamos tener (como queso para rallar por ejemplo) y que aquí no se consigue, aunque las razones de que no se consiga son diferentes que en Venezuela, simplemente no lo venden, pero no perdemos las esperanzas.
El cambio no es radical, Colombia es un país muy parecido a Venezuela, la gente se comporta muy parecido, pero diferente. No sabemos de otros lugares, pero en Medellín, la cordialidad del ciudadano es clara y agradable, todas las personas están dispuestas a ayudarte para una dirección por ejemplo, para una aclaratoria, y la atención a los demás se nota en todas partes.
Está de mas decir que ir al mercado, que en Venezuela se ha convertido en un deporte extremo, cobra una nueva tranquilidad, el saber que no tengo que comprar 200 rollos de papel si me dejan, porque no se cuando volveré a verlo, sino que solo compro los 10 o 20 que necesito, porque cualquier día en cualquier negocio, podré comprar más. El niño tiene cuando mucho 2 latas de su leche, y cuando ya le queda poca, compramos dos mas, y si no queremos ir a comprarlas, llamamos a la farmacia y lo traen a la puerta del apartamento, sin cargo extra, y si no la tienen en existencia, la ubican y en cuestión de horas, la tenemos en las manos.
Culturalmente diferente, de mentalidad enfocada en otras cosas, con su delincuencia (aunque aun no conozco a la primera persona a quien hayan asaltado, solo se que a quienes conozco, conocen a alguien que supo de alguien que tiene un amigo que conoce a un familiar de alguien que se vio en algún lío con un delincuente), y sus zonas de alto riesgo pero a la fecha no hemos conversado con ninguna persona que nos diga "no hagas esto" o "no vayas allá" por el peligro de la delincuencia. De seguro lo hay, pero se siente muy muy muy alejado, un evento muy raro y poco usual.
Es difícil y duro sentirse tan alejado de todo lo conocido, el pensar que este fin de semana no podremos ir a visitar a fulano o a perencejo, pero las ventajas superan las desventajas.
No se si sea para todo el mundo, pero no nos arrepentimos, solo sentimos mucha nostalgia, y nos duele haber tenido que tomar esta decisión, aun con la firme disposición de seguir en este camino.
Hay cosas que no tienen precio, y hay precios altos por algunas cosas.
Yo les recomiendo, tomen su decisión, quédense o váyanse, pero tomen su decisión.
Quisiera decir que fue sencillo, pero mentiría.
Quisiera decir que nunca tuve dudas, pero exageraría.
Quisiera decir que es todo estaba previsto, pero no soy adivino.
Pero puedo decir que, es mas de lo que esperaba, que vale la pena, y que hoy difícilmente me arrepentiré de la decisión y de las acciones que tomé junto a mi esposa para este cambio de vida, para salir de Venezuela, país al que profundamente amamos, para buscar una calidad de vida que habíamos perdido, poco a poco.
Cada día de estas últimas dos semanas, hemos comparado lo que ahora tenemos con lo que teníamos, con lo que soñábamos y con lo que hubiésemos querido tener en Venezuela, pero lo cierto es que, con mucho pesar, luego de conversar largamente y de comparar muchas cosas, llegamos siempre a la misma conclusión: fue la mejor decisión.
Hay días muy difíciles, salimos a buscar aquello que habitualmente podíamos tener (como queso para rallar por ejemplo) y que aquí no se consigue, aunque las razones de que no se consiga son diferentes que en Venezuela, simplemente no lo venden, pero no perdemos las esperanzas.
El cambio no es radical, Colombia es un país muy parecido a Venezuela, la gente se comporta muy parecido, pero diferente. No sabemos de otros lugares, pero en Medellín, la cordialidad del ciudadano es clara y agradable, todas las personas están dispuestas a ayudarte para una dirección por ejemplo, para una aclaratoria, y la atención a los demás se nota en todas partes.
Está de mas decir que ir al mercado, que en Venezuela se ha convertido en un deporte extremo, cobra una nueva tranquilidad, el saber que no tengo que comprar 200 rollos de papel si me dejan, porque no se cuando volveré a verlo, sino que solo compro los 10 o 20 que necesito, porque cualquier día en cualquier negocio, podré comprar más. El niño tiene cuando mucho 2 latas de su leche, y cuando ya le queda poca, compramos dos mas, y si no queremos ir a comprarlas, llamamos a la farmacia y lo traen a la puerta del apartamento, sin cargo extra, y si no la tienen en existencia, la ubican y en cuestión de horas, la tenemos en las manos.
Culturalmente diferente, de mentalidad enfocada en otras cosas, con su delincuencia (aunque aun no conozco a la primera persona a quien hayan asaltado, solo se que a quienes conozco, conocen a alguien que supo de alguien que tiene un amigo que conoce a un familiar de alguien que se vio en algún lío con un delincuente), y sus zonas de alto riesgo pero a la fecha no hemos conversado con ninguna persona que nos diga "no hagas esto" o "no vayas allá" por el peligro de la delincuencia. De seguro lo hay, pero se siente muy muy muy alejado, un evento muy raro y poco usual.
Es difícil y duro sentirse tan alejado de todo lo conocido, el pensar que este fin de semana no podremos ir a visitar a fulano o a perencejo, pero las ventajas superan las desventajas.
No se si sea para todo el mundo, pero no nos arrepentimos, solo sentimos mucha nostalgia, y nos duele haber tenido que tomar esta decisión, aun con la firme disposición de seguir en este camino.
Hay cosas que no tienen precio, y hay precios altos por algunas cosas.
Yo les recomiendo, tomen su decisión, quédense o váyanse, pero tomen su decisión.
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