Un gran giro
"Lo único constante en el universo, es el cambio"
Al comenzar a escribir esta entrada, esa frase fue lo primero que vino a mi mente. Confieso que creía que su autor era Albert Eistein, una de las personas que mas merece mi admiración por sus logros y el camino para alcanzarlas, pero estaba equivocado, busqué pero no encontré con precisión a quién se le atribuye, pero parece que es a Heráclito o Aristóteles, pero no parece haber un consenso al respecto. Y realmente, no es relevante para lo que sigue, solo necesitaba alguna manera de comenzar a escribir. Así soy.
Dios mediante, dentro de poco mas o menos 3 meses, verá la luz y hará su primera aparición en este amado, hermoso, versátil y complicado mundo, nuestro esperado Miguel Alejandro, a quién ya le he dedicado unas pocas letras, salidas de ese anhelo de sentirlo a quien esperamos mi esposa y yo con muchas expectativas, y mucho deseo, con gran amor y un leve sustico en el estómago, al menos en el mío.
Ese sustico, no es ni malo ni bueno, sino todo lo contrario. Es sano. Alguna vez leí o escuche que cuando algo nuevo no te asuste, preocúpate, porque algo no esta bien, aunque también he escuchado de la filosofía oriental que no hay que preocuparse, sino ocuparse, en fin, no está fácil, pero también digo muchas veces que nadie dijo que la vida sería fácil, pero si que valdría la pena vivirla, y es cierto, vale la pena.
Todo ello me lleva a hoy, a estas líneas, para dejar sentado que no me preocupa lo que vendrá, será un giro de 180°, muchas cosas, la mayoría de las cuales no puedo siquiera imaginar aun, ya no serán como eran o como son, es un cambio de vida que hemos decidido enfrentar y afrontar, con paso firme, con decisión y aunque no esté exento de temor, estamos seguros de que valdrá la pena.
Personalmente no temo a las noches sin dormir, a las carreras por encontrar lo que haga falta, a los costos que todo representa, a las preocupaciones por alguna dolencia, a las madrugadas de sobresalto, realmente a todos esos sacrificios no le temo, solo tengo un gran temor: equivocarme.
Nadie nace aprendido, todos vamos adquiriendo destrezas con el paso de los años. Poco a poco tomamos conocimiento de lo que vemos, oímos, hacemos, vivimos, expresamos y hacemos. Obtenemos de las personas un feed back a veces, otras veces lo obtenemos de la vida, pero lo cierto es que solo con los años obtenemos esa sabiduría que nunca acaba de alimentarse. Pero hay una gran diferencia entre cometer errores y pagarlos en carne propia, y otra muy diferente en equivocarnos en la educación de otro ser humano. Son dos cosas muy diferentes. Mi temor real es no ser lo suficientemente inteligente para hacer el mejor trabajo posible como padre.
Tengo muchos sobrinos, 15 según mi cuenta (11 sobrinos y 4 sobrinas) mas dos sobrinas-nietas (si es la acepción correcta a las hijas de mi sobrina), mas otros dos que murieron antes de cumplir los 3 meses de nacido, y otros mas que se agregaron como sobrinos por afecto mas que por sangre. En conclusión son muchos, de los cuales la mayoría solo los veía muy de vez en cuando, otros mas o menos frecuente y unos pocos con la suficiente frecuencia para haber causado efecto sobre su educación en el corto o mediano plazo. De ellos destacan dos o tres a quienes se he influido en gran medida (creo) y me contenta saberlos como personas de bien.
Pero una cosa es un sobrino cercano, y otra cosa un hijo.
Solo espero y pido a Dios y a mi Padre, donde quiera que esté, me sepan guiar, junto a mi amada Carina, y logremos, juntos, el mejor resultado posible para Miguel Alejandro y los que vengan a futuro. De seguro cometeremos errores, como nuestros padres los cometieron con nosotros, pero esperamos que por encima de los errores, prevalezcan los valores y principios que ambos tenemos.
Gracias por leerme.
Al comenzar a escribir esta entrada, esa frase fue lo primero que vino a mi mente. Confieso que creía que su autor era Albert Eistein, una de las personas que mas merece mi admiración por sus logros y el camino para alcanzarlas, pero estaba equivocado, busqué pero no encontré con precisión a quién se le atribuye, pero parece que es a Heráclito o Aristóteles, pero no parece haber un consenso al respecto. Y realmente, no es relevante para lo que sigue, solo necesitaba alguna manera de comenzar a escribir. Así soy.
Dios mediante, dentro de poco mas o menos 3 meses, verá la luz y hará su primera aparición en este amado, hermoso, versátil y complicado mundo, nuestro esperado Miguel Alejandro, a quién ya le he dedicado unas pocas letras, salidas de ese anhelo de sentirlo a quien esperamos mi esposa y yo con muchas expectativas, y mucho deseo, con gran amor y un leve sustico en el estómago, al menos en el mío.
Ese sustico, no es ni malo ni bueno, sino todo lo contrario. Es sano. Alguna vez leí o escuche que cuando algo nuevo no te asuste, preocúpate, porque algo no esta bien, aunque también he escuchado de la filosofía oriental que no hay que preocuparse, sino ocuparse, en fin, no está fácil, pero también digo muchas veces que nadie dijo que la vida sería fácil, pero si que valdría la pena vivirla, y es cierto, vale la pena.
Todo ello me lleva a hoy, a estas líneas, para dejar sentado que no me preocupa lo que vendrá, será un giro de 180°, muchas cosas, la mayoría de las cuales no puedo siquiera imaginar aun, ya no serán como eran o como son, es un cambio de vida que hemos decidido enfrentar y afrontar, con paso firme, con decisión y aunque no esté exento de temor, estamos seguros de que valdrá la pena.
Personalmente no temo a las noches sin dormir, a las carreras por encontrar lo que haga falta, a los costos que todo representa, a las preocupaciones por alguna dolencia, a las madrugadas de sobresalto, realmente a todos esos sacrificios no le temo, solo tengo un gran temor: equivocarme.
Nadie nace aprendido, todos vamos adquiriendo destrezas con el paso de los años. Poco a poco tomamos conocimiento de lo que vemos, oímos, hacemos, vivimos, expresamos y hacemos. Obtenemos de las personas un feed back a veces, otras veces lo obtenemos de la vida, pero lo cierto es que solo con los años obtenemos esa sabiduría que nunca acaba de alimentarse. Pero hay una gran diferencia entre cometer errores y pagarlos en carne propia, y otra muy diferente en equivocarnos en la educación de otro ser humano. Son dos cosas muy diferentes. Mi temor real es no ser lo suficientemente inteligente para hacer el mejor trabajo posible como padre.
Tengo muchos sobrinos, 15 según mi cuenta (11 sobrinos y 4 sobrinas) mas dos sobrinas-nietas (si es la acepción correcta a las hijas de mi sobrina), mas otros dos que murieron antes de cumplir los 3 meses de nacido, y otros mas que se agregaron como sobrinos por afecto mas que por sangre. En conclusión son muchos, de los cuales la mayoría solo los veía muy de vez en cuando, otros mas o menos frecuente y unos pocos con la suficiente frecuencia para haber causado efecto sobre su educación en el corto o mediano plazo. De ellos destacan dos o tres a quienes se he influido en gran medida (creo) y me contenta saberlos como personas de bien.
Pero una cosa es un sobrino cercano, y otra cosa un hijo.
Solo espero y pido a Dios y a mi Padre, donde quiera que esté, me sepan guiar, junto a mi amada Carina, y logremos, juntos, el mejor resultado posible para Miguel Alejandro y los que vengan a futuro. De seguro cometeremos errores, como nuestros padres los cometieron con nosotros, pero esperamos que por encima de los errores, prevalezcan los valores y principios que ambos tenemos.
Gracias por leerme.
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